
Albañiles, ingenieros, administrativos e, incluso, guardias reales buscan una oportunidad en el campo; el paro se ceba con los jóvenes que vuelven la vista al sector primario, un "daño colateral" de la crisis que puede ser una oportunidad para los pueblos y fomentar el relevo generacional. Según los últimos datos facilitados por la Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas (COAG), en el último año ha aumentado un 80% el número de jóvenes que ha solicitado las ayudas

La tierra se ha convertido en el sustento de multitud de licenciados españoles. Después de años en los que muchos jóvenes veían la actividad agrícola y ganadera con desinterés, la política de austeridad extrema a la que está sometida España, y sus devastadoras consecuencias, ha propiciado que un número creciente de jóvenes con estudios superiores recurran al campo como salida profesional, en un movimiento que nunca antes se había dado en nuestro país.

La pequeña localidad segoviana de Navares de las Cuevas, perteneciente a la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda y distante alrededor de 90 kilómetros de la capital, ha decidido obsequiar con un cochinillo a cada habitante que se empadrone en el municipio como fórmula para garantizar su supervivencia. Con 24 vecinos censados, esta villa del nordeste ocupa el segundo lugar por la cola en cuanto a padrón en la provincia segoviana.

Albañiles, ingenieros, administrativos e, incluso, guardias reales buscan una oportunidad en el campo; el paro se ceba con los jóvenes que vuelven la vista al sector primario, un "daño colateral" de la crisis que puede ser una oportunidad para los pueblos y fomentar el relevo generacional. Según los últimos datos facilitados por la Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas (COAG), en el último año ha aumentado un 80% el número de jóvenes que ha solicitado las ayudas