En una sociedad donde ir al campo se ha convertido en una actividad extraordinaria, donde la única naturaleza que conocen los niños es la que ven en fotografías e ilustraciones o en un pequeño parque entre coches y tráfico, queda demostrada la pérdida del desarrollo cognitivo y emocional entre los más pequeños, que pierden su capacidades creativa y de exploración y su destreza para la convivencia y la resolución de problemas. Varios estudios han demostrado que estos niños de ciudad tienden a desarrollar más alergias y problemas de salud, como el sobrepeso, y son más nerviosos e inseguros que aquellos que crecen en un medio natural. Los niños que viven en contacto directo con el medio natural aprenden fácilmente a tolerar la frustración y desarrollan su empatía gracias al contacto con plantas y animales, además de la paciencia y serenidad que este entorno exige. Los beneficios que el contacto con la naturaleza produce sobre los niños de cualquier edad es de sobra conocido, como el desarrollo de  la exploración sensorial, el enriquecimiento y control del movimiento, la mejora del autocontrol y de la capacidad de enfocar la atención y el respeto. La naturaleza también contribuye a formar a la persona social, a ejercitar su responsabilidad, su  libertad y su autonomía, y proporciona seguridad. De este modo, los niños establecen vínculos afectivos con la naturaleza y los seres vivos, además de desarrollar sentimientos de respeto y de protección del medio ambiente. Casona apoya y promociona todos aquellos proyectos relacionados con la mejora de estas actividades.